UNIVERSIDAD PÚBLICA

LAS «TOMAS» NO PUEDEN IR A VOTACIÓN

Posted in estudiantes, fau, pedagogía, universidad de chile by jgtejeda on septiembre 1, 2011

Los estudiantes de mi Facultad me hacen llegar los resultados de una votación donde por amplia mayoría, y con una participación contundente, se ha aprobado que continúe la «toma». La distribución de preferencias es, en concreto:

60 votos – NO A LAS MOVILIZACIONES
165 votos – DECRETO 51
372 votos – PARO
615 votos – TOMA

En un universo de 1212 votos válidamente emitidos de un total de unos 2 mil, el 51% eligió «toma». Todo se hizo con Tribunal Calificador de Elecciones, convocatoria adecuada y en dos días sucesivos de votación.

El proceso parece haber sido impecable, y da cuenta del estado de opinión mayoritario de los estudiantes en cuanto a continuar movilizados (95%) eligiendo más de la mitad de ellos la ocupación física de los recintos como medio para esas movilizaciones.

Sin embargo hay un vicio de fondo en este proceso.

En efecto, los plebiscitos de este tipo no se pueden hacer sobre cualquier materia. O dicho en positivo, sólo se pueden hacer sobre ciertos asuntos en que la opinión de la comunidad pueda consultarse, en un marco de respeto a sus miembros, a los principios institucionales aceptados por todos, y en el marco de atribuciones que es propio del colectivo que vota.

Las «tomas» u ocupaciones de espacios son un arma poderosa para recabar la atención de los poderosos y de los medios, así como de la opinión pública. Nacieron en las luchas sindicales del siglo 19, y en ellas se jugaban los trabajadores su fuente de ingresos, la libertad y hasta la vida. Se trataba de quitarle al amo aunque fuese por unos días o semanas su fuente de riquezas, la empresa o fábrica, y poner en jaque al sistema.

El marco de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile es, en verdad, muy diferente. Se trata de una facultad que se gobierna de manera participativa, y donde los estudiantes tienen garantizados sus derechos y sus modos de organizarse, recibiendo de la institución recintos y un presupuesto anual.

La Facultad se gobierna teniendo como texto legal máximo al Estatuto Universitario, que fue generado también de modo participativo por la propia comunidad universitaria, incluyendo a sus tres estamentos, y se sancionó como decreto con fuerza de ley hace apenas cinco años, en democracia.

En este Estatuto se consagran como principios orientadores, entre otros similares, la libertad de pensamiento y de expresión, el pluralismo, la participación de sus miembros en la vida institucional, con resguardo de las jerarquías inherentes al quehacer universitario, la actitud reflexiva, dialogante y crítica en el ejercicio de las tareas intelectuales, la formación de personas con sentido ético, cívico y de solidaridad social, el respeto a personas y bienes, etc.

Una «toma» consiste entre otras cosas en la ocupación física forzada de los recintos por parte de un grupo, el desalojo de los académicos y funcionarios, la suspención de las actividades docentes, y el reemplazo del gobierno de facultad por un sistema de asambleas que es propio de los estudiantes. Es evidente que se trata de algo que contraviene el espíritu de la institución y no respeta los derechos de los demás.

Por tanto no puede ser sometida a votación.

El pluralismo, la participación de todos en la vida institucional, el respeto a personas y bienes, no son opinables, son valores fundacionales. De eso se trata una universidad.

Para ilustrar el punto, pongo otros ejemplos. Así, los estudiantes no tienen derecho a pronunciarse mediante una votación si se le permite o no a un académico expresar sus puntos de vista; o si se impide la entrada por las tardes a un grupo de funcionarios; o si tienen o no derechos los estudiantes de segundo año a elegir a los integrantes de su centro de estudiantes. En la Universidad de Chile todos los académicos tienen garantizado el derecho a expresarse sin más limitación que lo que marcan las leyes, todos los funcionarios pueden entrar y salir, todos los estudiantes pueden votar en sus organizaciones, etc. No son asuntos discrecionales que se puedan someter a votación. Los derechos de esas personas no nos pertenecen. No son opinables. No dependen de cuántos votos saque la opción de respetarlos o de suprimirlos.

Nos gusten más o nos gusten menos, las «tomas» no son, pues, materia opinable, por cuanto son ilegales y contradicen el espíritu de la convivencia universitaria y los valores de una universidad pública. No importa que los votos sean mayoritariamente una cosa u otra, ni que el proceso haya sido limpio o no limpio. En todos los casos, la votación y sus resultados son nulos.

Otra cosa es que nos preguntemos por la señal que nos entrega esta votación acerca del ánimo de los estudiantes. Es evidente que ellos están firmemente y con entusiasmo apoyando el movimiento por la educación pública, y eso es un hecho notable, que ayuda a la Universidad de Chile en su misión institucional  y promueve los cambios que se necesitan.

Al mismo tiempo, los estudiantes consideran que la «toma», una herramienta ilegal, ofensiva para muchos académicos, y que contradice el espíritu de nuestra universidad, es la “única manera” de garantizar la continuidad de apoyo al movimiento. Piensan errada o acertadamente que nuestra Facultad, al terminar la «toma», regresará a una normalidad plana donde la lucha por la educación pública será reemplazada por la lucha por la asistencia a clases y por la nota.

No debiera ser así en modo alguno. Estoy seguro de que podemos poner en jaque al sistema y lograr cambios estructurales sin autodestruirnos. Por el contrario, mi impresión es que estos estruendos casi siempre se quedan en eso y no llegan necesariamente a arrancar las raíces de lo que está mal hecho y se arrastra desde hace tanto tiempo.

Por cierto que para el estamento estudiantil tiene más glamour una «toma» que cualquier combinación un poco nerd de actividades docentes y movilizaciones. Desde luego que es más fácil seguir la costumbre de las «tomas», por mucho que contradiga de modo flagrante lo que decimos que somos.

Sin embargo el deber de quienes creemos en la Universidad de Chile es articular energías, derechos y principios para que cada grupo y cada persona de nuestra comunidad logre expresar de manera contundente sus convicciones, y encuentre en su Facultad el marco adecuado para implementar las acciones que de ello se sigan. Todo ello, sin pasar a llevar a ningún miembro de la comunidad, y pensando siempre en el bien del país, cada cual a su modo.

Esa es la esencia de las universidades públicas. Por eso estamos aquí.